Como
siempre, todo conspiraba a su favor. Su clase era variada, sentado junto a él,
un recursador de área IV, fue quien complementó su
definición de arte, sólo tuvo que
esforzarse por comprender y desglosar
rápido, el de ciencia.
Obtuvo, como resultado de un interesante
proceso en su cognición: La diferencia que separa al Arte de la Ciencia es la
forma en que uno y otro se concibe. Al Arte se le aplica una técnica, mientras
que a la Ciencia, una metodología celosa ante cualquier modificación en la
jerarquía por la que está construida.
Aquel joven adquirió una postura
desafiante, su mirada se clavó en la del profesor, éste no aceptó su actitud
retadora y comenzó a disparar preguntas esperando que Emilio se sonrojara al no
encontrar una respuesta aceptable.
No se dejó opacar por el impacto; tratando
de no trastabillar y evitando las constantes divagaciones, sacó lo aprendido en
ese mismo salón de clases. En cada ladrillo estaba la respuesta a lo que el
sanguinario señor le preguntaba.
La guerra no duró mucho; sin embargo, a
Emilio le pareció una vasta serie de batallas que lo dejaron fatigado.
En el fondo, el alumno sabe que la
exigencia con que el profesor se dirige a él, no le hace daño, al contrario, incrementa su intelecto.
Olga Martínez Flores
Grupo
603