miércoles, 21 de agosto de 2013

A 12 meses

Empeñé mi tristeza
para regalarte unos besos.

Bien sabes que prefiero
un cielo viudo de estrellas,
a  mi boca huérfana de tu boca.

Hipotequé sin miramientos
la morada del desamparo,
para poder darme el lujo
de adquirir unas sonrisas
de segunda mano,
para conseguir
una dosis de consuelo
y de locura desgastada.

Me quedé sin piel,
sin brillo en los ojos,
con la garganta agrietada
y la lengua oxidada.

Vendí todo
por una onza de esperanza pura.

                      Federico Miranda