Soy
soledad, humo y penuria,
la
inocencia perdida entre lobos,
soy
seda rasgándose en las garras del deseo,
un
poco de luz, un poco de sombra.
Muriendo
estoy,
confiado
en la bondad de extraños.
Observo
al buitre ascender a luz de luna.
¡Sálvame
de esta ciudad de carroña!
He
visto el mundo,
lo
he visto todo.
Los
diamantes alumbran la noche.
No
me entristezcas,
brillantes
y rotos son los sueños de ciudad,
¡Oh,
Dios mío! Estoy cayendo.
Un
ángel era yo,
ahora
estoy muriendo.
Soy
soledad, humo y sangre,
soy
carroña.