(Inspirado
en el cuadro “Break” (1881), del pintor austríaco Theodor Breitwiser)
Su padre está sepultado en algún lugar de la frontera
italiana, bajo el hielo de los Alpes. Su madre trabaja en el burdel, cada noche
regresa con barras de chocolate, billetes verdes y cajetillas de Camel.
Timo y Greta comen a diario, y hasta
tres veces al día, mientras él se amarra el estómago y sale a trabajar para el
viejo de la carnicería. Mamá volverá en la noche, oliendo a tabaco y whiskey, a tumbarse como roca sobre la cama.
Las risas y los juegos son un eco que se
estrella sobre los muros que diluyen el tiempo: hay que fajarse el pequeño
pantalón y ser un tipo duro.
José Luis Rendón
López