sábado, 21 de marzo de 2015

Labios de Hielo

Puse “Pursuit of Happiness” en la rockola, y regresé a mi asiento al lado de Pablo, mi amigo. Los enormes vasos con refresco de cola y vainilla ya estaban en la mesa, al igual que el par de hamburguesas con su respectiva porción de papas. Le dije a Pablo: “¿No te encanta cuando regresas y la comida ya está servida?”, sólo para remembrar la escena de Pulp Fiction. La cafetería estaba casi vacía.
            Una pareja entró al local. La chica rubia con mini falda y un suéter rosa; el otro, una boina y una barba bien cuidada aunque un tanto escasa. Los seguimos con la mirada. Se sentaron justo frente a nosotros, pidieron menú para compartir y empalagar el lugar con su dulce amor. Pablo no quitaba la mirada de encima al chico. A través de sus enormes lentes, los ojos azules de mi amigo estaban clavados en ese muchacho.
            Mientras tanto, yo la estaba viendo. Tan dulce, pero fría. Esas curvas… No pude impedir que mi lengua pasara por mis labios. En un acto de descarado deseo, solo quería lanzarme sobre ella y saborearla toda.
Pablo seguía deslumbrado por aquel muchacho.
Yo, en cambio, aún tenía el antojo de esa deliciosa copa de helado con todo y su cereza que la pareja comía.


                Enrique Guerrero Flores