martes, 13 de enero de 2015

Humor

   Su sangre escurría por mis manos… Tan tibia, carmesí. 
    Su olor despertaba un instinto que no conocí antes. 

    Mi lengua pasó por mis labios, mis dientes encajaron
    lentamente en su suave carne…

    Un pequeño grito se ahogó en el silencio… 
    ¡Comer Sirloine en pimiento siempre es tan delicioso!

                                                  María del Sol Ríos Ávila