(Inspirado
en El nombre de la rosa de Umberto
Eco)
La cruz en lo alto perdona
mis mentiras,
sangre sobre la oz de los monjes;
pecados en ruina sobre la tierra,
bendiciones unificadas al paraíso,
la Abadía oscura aguardando el juicio final.
sangre sobre la oz de los monjes;
pecados en ruina sobre la tierra,
bendiciones unificadas al paraíso,
la Abadía oscura aguardando el juicio final.
Doce sacerdotes de Dios
miran tu alma:
once santos con miedo al infierno,
un pecador con las manos al cielo,
¡Supliquen perdón por las calumnias del mundo!
once santos con miedo al infierno,
un pecador con las manos al cielo,
¡Supliquen perdón por las calumnias del mundo!
Querido Adso:
¿Acaso confundes el amor con la lujuria?
Cándido soy, erudito de la fe de Cristo.
Merodea la tormenta y la oscuridad,
seducidas por el nombre de una rosa.
¿Acaso confundes el amor con la lujuria?
Cándido soy, erudito de la fe de Cristo.
Merodea la tormenta y la oscuridad,
seducidas por el nombre de una rosa.
Iglesia oscura en maitines
del dolor,
siete días, siete pecados capitales,
siete trompetas apocalípticas.
Eleven sus rezos, hijos del Señor;
serán sentenciados
por el juicio encomendado.
siete días, siete pecados capitales,
siete trompetas apocalípticas.
Eleven sus rezos, hijos del Señor;
serán sentenciados
por el juicio encomendado.
Poética de Aristóteles: la
risa mata al miedo,
scriptorium en la biblioteca curiosa,
páginas envenenadas del libro maldito.
El estudio del hombre encamina a la muerte;
seis hombres santamente amortajados
por la verdad y el error.
Doncella de hierro: ¡enciérrame con mi candor!
scriptorium en la biblioteca curiosa,
páginas envenenadas del libro maldito.
El estudio del hombre encamina a la muerte;
seis hombres santamente amortajados
por la verdad y el error.
Doncella de hierro: ¡enciérrame con mi candor!
Vuela
cigüeña de los siete pecados,
se acerca un final oscuro.
Maestro,
santificado sea tu nombre frente al Señor.
Comienza ya el juicio final.
El último resabio de la rosa
es el nombre.
se acerca un final oscuro.
Maestro,
santificado sea tu nombre frente al Señor.
Comienza ya el juicio final.
El último resabio de la rosa
es el nombre.
Ismael
Martínez Bonilla